
Una de las cosas divertidas de este disparatado espectáculo ambulante es que la persona que se viste de oso tiene que aparecer donde sea que vaya disfrazada. Y es que no hay nada que me divierta más de este trabajo que realizar esas visitas a domicilio por el centro de la ciudad, donde para llegar al sitio tengamos que aparcar unas calles más allá y Sebastian tener que disfrazarse colocándose el traje e ir caminando completamente disfrazado recorriendo una larga distancia a la fiesta. Si no fuera por la atención que recibimos en cada desplazamiento a nuestras sesiones, me mataría. Y en fin, este fue uno de esos días. Cuando finalmente llegamos al apartamento con Sebastian todavía acelerando por llegar, fuimos recibidos por unas doce chicas graduadas universitarias apiñadas en un pequeño salón. Mientras conseguíamos poner el espectáculo en marcha, supusimos que aquello acabaría por descontrolarse porque tan pronto como empezamos la función, ninguna de las chicas que estaban allí podían quedarse quietas y me dije si trajimos suficientes hombres para satisfacerlas, considerando que no podíamos mantener a estas chicas en sus asientos. Una vez que los chicos empezaron, estas chicas rápidamente cayeron sobre ellos, como moscas a la miel. Manoseando, lamiendo y chupando a la más mínima oportunidad que tenían. Al final del show ambos chicos recibieron propina. Uno follándose a la cumpleañera y el otro recibiendo una mamada de su mejor amiga. Disfruten el espectáculo.
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